sábado, 13 de diciembre de 2014

184. Sorteando puestos de trabajo

Esta imagen corresponde a la propaganda del sorteo de principios de año, de dudosa legalidad, donde el precio de cada participación era de 5€

Estos días, nuevamente, hemos tenido noticia de una iniciativa empresarial que ofrece como premio de un sorteo en combinación con la Lotería de navidad un puesto de trabajo en la provincia de Córdoba.

La oferta en este caso busca sobre todo una finalidad publicitaria pues se otorgan las participaciones por una determinada compra y además del empleo incluía el pago de los gastos fijos de la casa durante un año. Eso sí, el puesto de trabajo tampoco es una bicoca, pues es temporal, de solo tres meses.
No es la primera vez que aparecen este tipo de iniciativas en nuestro estado desde que estamos varados en esta crisis perenne. Al principio de año, con el sorteo del Niño, se rifó por iniciativa de una empresa catalana un puesto de trabajo indefinido, si bien en este caso las participaciones se vendían por 5 €. Un par de años antes, también por navidad, hubo una iniciativa de asociación empresarial de la isla de la Palma, donde el premio era un puesto de trabajo por 6 meses con la categoría de peón y sueldo de 748 € al mes.
No pretendemos efectuar un  listado exhaustivo de este tipo de sorteos con premio de un empleo, pues es su reiteración lo que queremos subrayar, baste señalar que existen reiteradas propuestas similares en los últimos años (incluyendo un sorteo de 26 puestos de  trabajo públicos por un ayuntamiento en el año 2013), desde el 2009 en cada navidad nos hemos encontrado con iniciativas de este estilo. No se sortea un coche ni una casa, sino un puesto de trabajo. El que un premio consistente en un puesto de trabajo pueda parecer interesante evidencia, lo que ya sabemos, que el desempleo es nuestra mayor preocupación y, en definitiva,  que seguimos  visualizando  socialmente el trabajo como un bien escaso. Este tipo de eventos nos ilustra, además, que la crisis no ha pasado, a pesar de las fáciles afirmaciones del adán Mariano que nos asegura lo contrario.Al fondo, en estas propuestas  late una caracterización  del trabajo no como un derecho, sino como lo contrario, como un premio o una suerte.
Más allá de esta lectura, en muchos casos estamos ante una estafa pura y dura; normalmente cuando los boletos se adquieren mediante el abono de un precio en metálico, como en Valladolid hace un año (donde las papeletas valían dos euros) o la que hemos señalado de Cataluña de este mismo año, y el único premio consiste en ese puesto de trabajo sin alternativas, nos encontramos ante algo de dudosa legalidad. A menudo es frecuente que las iniciativas de este estilo, además, carezcan de cualquier clase de permisos, ni se han abonado las tasas oportunas en cada caso, y tampoco se ha formalizado el deposito de las bases del sorteo ante un notario.
Dentro de la esfera jurídico-laboral se puede entender que es ilícito cualquier tipo de pago para acceder a un puesto de trabajo, incluso el de precio de una participación en un sorteo.
Desde un punto de vista ético, creo que existe una banalización de un problema  social, una trivialización de un drama que afecta a cada uno de los desempleados, que no es de recibo, incluso cuando las intenciones no sean espurias.

En un libro leído recientemente sobre los pensamientos sobre el trabajo (Budd, 2014) se recogen 10 conceptualizaciones sobre el trabajo, pero aquí nos emergen una nueva visión, el trabajo como premio, que es la antítesis del derecho al trabajo.

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