domingo, 17 de junio de 2012

47. Las normas del PP (3); III. La retórica de la manipulación

En las normas del PP se utiliza una retórica manipuladora encaminada a "vendernos la moto" y a reducir la oposición a las medidas restrictivas y recortes

 

Culminamos esta serie de entradas dedicadas a analizar la normativa adoptada en estos seis últimos meses por el PP atendiendo a la retórica manipuladora de las normas y, por último, indagamos por los verdaderos motivos de esta incesante política normativa. 


A. La retórica de la manipulación
Si bien creemos que es inherente a la normas y a la acción del gobierno una función comunicativa, incluso de propaganda o publicitaria, creemos que la retórica de la  normativa del PP se inclina hacia la manipulación, en cuanto que procura  una influencia ilegítima por medio de un discurso privilegiado (Van Dijk, 2006,50). A través  de esta política se busca legitimar un incremento en beneficio de ciertos poderes sociales (empresarios, financieras, etc.), en detrimento de los derechos de los trabajadores,  con un reparto no equitativo de los costes de la crisis. En definitiva, asistimos a un discurso encaminado a la manipulación que intenta hacer admisible y aceptable un abuso de poder, con un reparto injusto de los costes  de la crisis.
Señalamos algunas estrategias de la política comunicativa del gobierno que se filtran también en la retórica  normativa.
1) La simpificación y la argumentación falaz. No es infrecuente que las normas de este gobierno  se justifiquen en una falacia o en un sofisma y se les imponga un objetivo imposible. Así, por ejemplo, en la exposición del RD Ley 3/2012 se justifica de manera falaz la modificación laboral en que la destrucción se debe a la rigidez de la legislación laboral[1]; es obvio que la causa del desempleo se debe a otras causas, crisis económica, estallido de la burbuja inmobiliaria,  sostenimiento público del agiotaje financiero fallido, etc. Imputar a la legislación laboral la responsabilidad del desempleo es una falacia consciente (un sofisma) que intenta justificar de manera engañosa la  reforma laboral. Esta contradicción con las normas de la lógica evidencia que estamos ante un discurso impostado y manipulador. La creación de empleo, finalidad que se le atribuye a esta  reforma laboral, se evidencia empíricamente que es un objetivo imposible pues, como comenta Casas (2012), en su reforma continua está el reconocimiento mismo de su fracaso.
También  se buscó enmendar la imagen de improvisación que suscitaba la sucesión de modificaciones mediante su inclusión a finales de abril en unos documentos generales que se denominaron Programa Nacional de Reformas de España 2012 y  Programa de Estabilidad de España 2012-2015. Pura superchería superficial, pues la explosión de la burbuja ha dado lugar a decretos no previstos en esos documentos como el RD ley 18/2012.
2. la estrategia gradualista, gota a gota, cada viernes reforma. Sin duda se ha articulado toda una estrategia de comunicación encaminada a presentar como inevitable las restricciones de gasto público, a la vez que las normas se dan incesantemente pero de manera continua en un maniobra de goteo diseñada para intentar reducir al mínimo la oposición a los recortes.
3. La culpa siempre es del otro. En esta política de comunicación del Gobierno una de los rasgos más permanentes ha sido el intento de expulsión de la propia responsabilidad hacia fuera (hacia el pasado, hacia Europa, a todos,…). Es una estrategia encaminada a eludir la propia responsabilidad y, a la vez, culpabilizar a la toda la población como fórmula  de reducir la posición a las restricciones y recortes.
4) Una estrategia nominalista, una batalla por evitar la designación lacerante y por introducir un eufemismo que funcione como lenitivo del problema. Paradigmática, en este sentido, es la batalla sobre la operación de financiación europea que se ha centrado en el intento de gobierno de que la misma no se denomine  rescate. En las normas, por ejemplo, se constata un empeño en presentar en el texto como reformas lo que no  son otra cosa que recortes.
En consonancia con ese último rasgo, vamos a analizar alguno de estos recursos retóricos de las normas centrados en la utilización, o la omisión, de ciertas palabras. Klemperer, reflexionando sobre el lenguaje del Tercer Reich, enfatiza que el medio de propaganda más potente del nazismo no fueron los discursos, ni los artículos, ni los símbolos, sino las palabras aisladas que inconscientemente adoptamos y conforman así nuestra personalidad (Klemperer, 2001, 31). Nosotros vamos a resaltar el uso retórico de los silencios de las normas, las palabras cuento y las palabras comadreja[2].

  a.      Los silencios de las normas
El silencio también puede ser un recurso retórico, bien para no tener que explicar lo que no se puede (¿Por qué ahora se habla de asegurados y no de derecho universal en a la sanidad? El RD Ley 16/2012 silencia a este trascendente cambio), bien para poder omitir algún dato real pero lacerante e ignominioso. Son generales en todos las medidas restrictivas los silencios sobre el por qué de esas cuantías que se minorizan, y cuáles son los objetivos a conseguir a través de los mismos.
En el RD Ley 3/2012 se omitía toda referencia a cómo el abaratamiento del despido iba a conseguir mayor creación de empleo. De entrada la facilitación y rebaje del coste del despido lo que ocasiona es un incremento del mismo. El silencio es solo la otra cara del miedo, pues a su través  la facilitación del despido enlaza con la devaluación indirecta de las condiciones salariales (Lago, 2012,3), una vez que la puerta a la devaluación monetaria está cerrada dentro del Euro. El gran personaje no mencionado pero presente en todas sus manifestaciones es el miedo, el miedo a la pérdida del puesto de trabajo, ahora más fácil y barato con las reformas sobre el despido, que posibilitará aceptar  condiciones peores de empleo.

b.      Palabras comadreja
En argumentación jurídica se habla de palabras comadreja para designar aquellas palabras que son tretas para equivocar, que insinúan o sugieren pero que se desvanecen en nada (Calonje, 2009, 215). La forma como se utiliza determinadas palabras (equilibrio, seguridad, flexiseguridad,…pero también se podrían añadir  otras como estabilidad, por ejemplo) las convierte en palabras comadreja, encaminadas a sugerir lo contrario de lo que producen, a fomentar un espejismo manipulativo.
De hecho los RR DD-leyes del PP están llenos de ciertas expresiones paradójicas, o que entran en contradicción con su referente, en un uso cercano al doble-pensar de la neo-lengua de la novela 1984 de Orwell. Así, el termino racionalización[3], racionalizar el gasto público en ese ámbito, donde se sugiere que la situación previa es irracional es engañoso o manipulativo en una situación real donde el motivo de la intervención no es ese[4]; toda la reducción del gasto social se presenta como eliminación de lo superfluo y un incremento de la eficacia del gasto público (Barba 2012).
Eficacia, eficiencia y flexibilidad son palabras tótem, mágicas, flexibles ellas mismas que se pueden usar tanto en educación como en empleo[5], pero que ocultan más que dicen. Palabras con connotaciones positivas que pretender disimilar el contenido negativo real que tienen todas las restricciones de derechos sociales y de gasto público.
También posee la cualidad de eufemismo la propia denominación de reforma, que a menudo se incluye en al denominación de las normas, aun cuando en la presentación del Consejo de Ministros se alude sin complejos a lo conocido por todos, que se tratan de recortes. Son puros espejismos verbales que intentan confundir.
  
c.      palabras cuento
Utilizamos la expresión de palabras cuento, para  designar a esas palabras que funcionan como verdaderas narraciones condensadas, micro-relatos que conllevan una determinada presentación y aprehensión de la realidad.
Por ejemplo, en el RD Ley 3/2012(y en otras normas previas, como el Real Decreto 1823/2011, de 21 de diciembre) se produce una sustitución de trabajo por empleo y aparece como una cualidad a conseguir la empleabilidad, uno de los núcleos de intervención de este R. D. Ley, que no es otra cosa que la capacidad de ser empleado o usado por el otro sujeto del contrato, esto es, no es más que una forma de cosificar al trabajador como objeto de uso empresarial. Paralelamente en este R.D. Ley 3/2012 se designa a los empresarios bajo una designación positiva, emprendedores. Aunque en apariencia estamos ante un simple cambio terminológico, en realidad supone un cambio en el eje de referencia de las relaciones laborales que pasa del trabajador al empresario, donde emerge como sujeto positivo, emprendedor, y el trabajador solo parece como objeto de uso (y sólo se le menciona como sujeto activo en el fraude laboral)[6].  Nosotros percibimos un sutil enlace entre el relato sugerido por  estas palabras, que conlleva una minusvalorización del trabajo, una exaltación del papel del empresario y del incremento del autoritarismo empresarial que propugna la norma (Aparicio, 2012). Incluso nos podríamos plantear si esas simples modificaciones no naturalizan la transformación de la función de la ley laboral que pasa de ser una norma protectora del trabajo regulándolo como fin en sí mismo y no como una mercancía,  a ser un medio en el sistema productivo subordinado a las exigencias de la «creación de empleo», a las exigencias de la economía para crear empleo (Casas et al., 2012)[7]
Otra palabra que tiene esa vertiente narrativa es la omnipresente reforma, que ya hemos citado como ejemplo de palabra comadreja o generadora de confusión, y que aparece en 12 de los RR DD Leyes. Es todo un pequeño relato el que se contiene en esa palabra, reforma, que implica una presentación positiva de la acción que se lleva a cabo y pretende que las modificaciones se lean  no como son  en realidad meras restricciones, sino como innovaciones  o mejoras en ese ámbito. Esta noción se complementa con la visión de que los recortes son sólo eliminación de lo superfluo; al fondo de esta retórica se contiene todo una falsa explicación de las causas de la crisis, “vivimos por encima de nuestras posibilidades”, “el estado de bienestar es demasiado grande”,…
Como se ve son pequeños cambios que pasan casi desapercibidos, meras palabras, pero que implican todo una revisión de la realidad que pretende que ser aceptada sin cuestionamiento, solapadamente.

B. Conclusiones; “nada…y sin embargo insisten”.
No entramos a evaluar el efecto de las medidas planteadas en todos los RD-leyes, son demasiadas para hacerlo, pero parece que todo es humo. Si nos fijamos en un caso concreto, los efectos del empleo que se suponen era la justificación esencial de la reforma laboral (RD Ley 3/2012), está  claro la nula repercusión positiva de las modificaciones laborales, según la previsión del gobierno del desempleo para este año (ya que se acabará el año con un incremento de 600.000 desempleados)[8]. Incluso en el ámbito de los recortes las previsiones se quedan obsoletas ante la magnitud del déficit escondido en Madrid o Valencia o de los requerimientos de la Banca; sólo las necesidades de Bankia doblan  el monto de las reducciones que se pretendían conseguir con los RD leyes 14 y 16/2012. El monto del rescate, aunque se niegue el nombre, impreciso aún en su cuantía final, se perfila al menos de 100.000 millones €, superando con mucho todas las reducciones anteriores.
A pesar de no verificarse las consecuencias anunciadas en la justificación de las modificaciones, existen diversas razones que explican esta insistencia en la actividad normativa gubernativa:
1.      En parte por la maldición del gobernante, que debe actuar en cualquier caso, hacer algo, lo que sea,  ya que lo único que no se perdona es la inactividad y quedarse quieto.
2.      Es también una cortina de humo, un juego de manos, una maniobra de diversión que escamotea la responsabilidad y las causas de la crisis. Si fijamos la atención en esta mano, abracadabra, desaparecen las causas de la crisis, ni hablamos ya de regular el caos que generaron las burbujas que al reventar paralizaron la economía. La culpa la tuvo el chachachá, o que vivimos por encima de nuestras posibilidades,…
3.      A río revuelto ganancia de pescadores, hay que ganar incluso cuando  pierden todos, es un lema que reza para los patrones, pasar el coste de la crisis al otro. Al aumentar el ejército de reserva de parados, se presiona para que las condiciones de empleo bajen, de ahí la insistencia de rebajar las condiciones de empleo público
4.      Si no es de un modo será de otro, si no es posible una devaluación monetaria por estar dentro de la moneda única, entonces se procede a una devaluación indirecta bajando los costes laborales por activa (congelación salarial, por ejemplo) o por pasiva (desapoderando lo colectivo y lo público).



[1] Aunque la afirmación se enuncia en varias ocasiones el apartado VII de la Exposición de Motivos del RD Ley 372102, especialmente trascendente porque es el que efectúa la justificación del presupuesto habilitante del art. 86.2 CE expresamente dice que: La rapidez e intensidad de la destrucción de empleo en España se debe fundamentalmente a la rigidez del mercado laboral español, como ha sido puesto de manifiesto en multitud de ocasiones tanto por organismos internacionales como por la Unión
[2] Para un análisis sobre la retorica de uno de estos reales decretos leyes, R D ley 3/2012 sobre la reforma del mercado de trabajo, puede verse Urrutikoetxea (2012, 23-31)
[3] Usado, por ejemplo, en el Real Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo. El RD ley 16/2012, no habla de racionalización pero la perspectiva es similar, ya que se refiere garantía de la sostenibilidad de la sanidad (medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones).
[4] Otra palabra con un uso similar es contención (del gasto en ese ámbito público que se restringe) que se utiliza en varios RD Leyes, por ejemplo, RD ley 20/2011.
[5] Eficacia es una palabra comodín usada en 12 de los RR DD leyes, eficiencia en 11, mientras que  flexibilidad, por su lado, es utilizada en 5 de ellos.
[6] Estamos ante una presentación de la vieja y rancia narración sobre el trabajo de las clases dirigentes que, mirando desde arriba, conciben a los trabajadores como objetos de uso empresarial y sujetos activos del fraude y del absentismo. En definitiva una mirada llena de desconfianza que les cosifica.
[7] Aunque nosotros comtirmos que esa subordinación a la creación de empleo, entendida como subordinación a las necesidades de la empresa unilateralmente definidas por el empresario, se hace explicita en la última reforma , creemos que se encuentra de siempre en las entrañas del Derecho de Trabajo.
[8] Las previsiones para el año que viene son que el desempleo se incrementará hasta llegar al 25,1% de la población. Eso sí, el gobierno afirma hacia 2020 se habrán generado 1763.000 empleos por efecto de la reforma laboral, datos contenido en el Programa de estabilidad 2012-15. Más allá de lo ilusorio que resulta una previsión a tan largo plazo, es casi seguro que en los próximos años se harán otras reformas laborales. Es pura ficción cosmética.

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